Diciembre 03 de 2022 – Diario El Tiempo
Ríos de tinta han corrido sobre el balance de los primeros cien días del Gobierno. Otro hecho que no debería pasar desapercibido a la hora de hacer cuentas es el Congreso presidido por una figura del progresismo elegida en el seno del Pacto Histórico, coalición de partidos de izquierda, populares y progresistas. ¿Qué ha sido de la agenda legislativa en estos meses del periodo que inició el pasado 20 de julio? ¿Qué retos significativos quedan hacia el futuro?
La izquierda llegó con la idea de materializar una trasformación mediante amplios consensos en el Legislativo. Los proyectos más emblemáticos han sido la reforma tributaria, la ley de orden público para avanzar hacia la “paz total”, reformas de la política, de la salud, de pensiones y educación y la creación del Ministerio de la Igualdad, entre otros. Una agenda ambiciosa por el represamiento de causas sociales durante décadas.
¿Qué tanto se ha avanzado? El asunto más urgente era la reforma tributaria, pues le permite al Estado colombiano reducir el déficit fiscal que se situaba en el 6,8 % del PIB, el más alto de nuestra historia, de acuerdo con Salomón Kalmanovitz. Colombia quedará con una estructura más progresiva, en la que los impuestos se calculan en proporción a la riqueza. Además, tiene hoy la reforma fiscal más discutida de su historia.
Otro activo de este Congreso ha sido la reforma de la ley de orden público para avizorar la “paz total”, derrotero en convivencia, derechos humanos y seguridad. Esta permitirá avanzar en las negociaciones con los grupos armados, a la vez que les da protagonismo a los actores locales. La paz total debe facilitar la puesta en marcha de acuerdos parciales para lograr la mal llamada, pero urgente, “humanización de la guerra”. Con la participación de Cuba, Chile, España y Venezuela, las conversaciones con el Eln tendrán apoyo internacional, clave para su viabilidad, como se concluye de experiencias anteriores de paz en el país como en otras latitudes. Y habrá que transitar de una doctrina de guerra hacia una de paz en la que derechos humanos y seguridad no sean mutuamente excluyentes.
La aprobación del Acuerdo de Escazú sobre acceso a justicia, información y participación ciudadana es un hito en materia de ambiente. El pacto establece un marco de protección de líderes ambientales (Colombia fue en 2021 el país del mundo con mayor número de asesinatos de activistas ambientales) y espacios de participación para decisiones en materia ambiental. Su ratificación robustece el sector tras completarse casi 30 años de la creación de ese ministerio.
La actividad legislativa debe avanzar en la reforma política, de la salud, las pensiones y la educación, entre otros, temas de interés progresista y donde las expectativas son justificadamente amplias. Gestionar esa esperanza para que no se pierda la ilusión refleja uno de los grandes retos de la bancada del Pacto Histórico, consciente de los pocos niveles de aprobación que, en años recientes, enfrenta el Congreso. De acuerdo con la última encuesta del Dane, poco más del 10 % de la población confía en el Legislativo. De la mano con este descrédito, viene el de partidos políticos, síntoma inequívoco de una crisis de representatividad, por lo que parte de la reforma política apunta a renovar los movimientos que nos representan, estimular la disciplina partidista y garantizar la paridad, anhelo inaplazable y promesa de bancada.
Así se puede constatar un avance significativo que no supone la satisfacción pasajera de que se ha cumplido la tarea, sino la premura por concretar los cambios reclamados por varios sectores. La Cámara de Representantes conservará esa vocación deliberativa con miras a una transformación estructural que no da espera.
DAVID RACERO
Presidente de la Cámara