2024: Debe ser el año de la eficacia

2 febrero, 2024 WebMaster1618

Febrero 02 de 2024 – Diario Digital Kienyke

El año pasado me comentaron que el Presidente Petro llegó asombrado de China. Me imagino que le ocurrió lo que a mí. Es asombroso ver el avance de ese país en unas cuantas décadas que lo llevan a ser una de las dos potencias más importantes del momento. Hace 50 años era más pobre y atrasado que nosotros. Mucho se ha escrito al respeto, no es nuevo. Muchas lecciones. Pero sin duda una en particular que quiero traer a colación: China es lo que es porque supo y (lo sigue haciendo) combinar lo ideológico con lo pragmático y en esa combinación hacer su propio camino.

El logro chino se debe a su eficacia. Hoy es momento de decirle al gabinete del cambio, a sus ministros y directores, que deben apropiarse de la máxima de Deng Xiaoping (sucesor de Mao Tse-Tung después de su muerte) y considerado el padre de la China moderna: “no importa que el gato sea negro o blanco, mientras pueda cazar ratones es un buen gato”.

Ser eficaz es poder tener resultados. Los resultados dependen de la estrategia que se diseña: no es otra cosa distinta a escoger los mejores medios disponibles para lograr los fines deseados en un contexto de tensiones y conflictos en disputas.

Al respecto mencionaré dos elementos que deben tener los ministros para una estrategia eficaz.

  1. Estrategia trata de poder definir las batallas según el momento y priorizar la ejecución. Con cuáles batallas empezar según el termómetro social, las batallas que el pueblo está dispuesto a dar para poder ganar y una vez logrados, acumular fuerza para disponerse a una siguiente batalla de mayor profundidad. El proceso del cambio debe ser acumulativo (un cambio logrado lleva a otro cambio más profundo) no aditivo (sumatoria de todo al tiempo). En el fondo, la estrategia debe medir la correlación de fuerzas, siempre inestable: Las fuerzas populares Vs las fuerzas del establecimiento. Y en eso, la conexión con el sentido común nunca puede perderse. Interpretar y guiar ese sentido común mayoritario de lo que anhela y demanda la población es el arte del liderar. Por eso la ejecución debe priorizar las regiones que más nos apoyaron en campaña y que (no es paradójico) han sido las más olvidadas por el poder político del pasado. En términos geográficos, las regiones periféricas deben ser la prioridad y en términos socioeconómicos los sectores populares y clases medias bajas. El resultado, al final es acumular poder popular. La lucha por el cambio no se la puede dar solo el gobierno. Nosotros somos catalizadores, pero es la gente la que debe empujar la historia y eso solo se manifestará si sienten que su vida se está mejorando.
  2. Estrategia pasa por nunca perder de vista las comunicaciones ligadas a la ejecución. En este mundo tan mediático hacer sin comunicar no sirve; comunicar sin hacerlo, tampoco. Gana en política quien (in)pone la narrativa mayoritaria. Y en eso -tan bien que lo hacíamos en la oposición- parece ahora no servir en el gobierno (iniciativa, sorpresa, llevar a la contradicción, pegar primero para pegar dos veces, tener la ventaja, mensaje sencillo y directo…). A diferencia de la oposición, nuestra estrategia de comunicación pasa por lo que hagamos, esto es, de la eficacia de la ejecución e implementación de las políticas. Pasaremos a la historia no tanto por lo que decimos sino por lo que hagamos, o en todo caso, que lo que se diga tenga sustento real. Pero esto sí, la dialéctica es constante. El cambio en las condiciones de vida y en las relaciones sociales debe sedimentarse, consolidarse, con una narrativa comunicativa que le de sentido. Cambiar vidas y cambiar percepciones.

Demostramos que podíamos vencer, demostramos que los que nunca ganan podíamos ganar, demostramos que la Casa de Nariño podía abrir sus puertas para que entrara el pueblo y que no era propiedad privada de los mismos de siempre. Pero ahora debemos demostrar que podemos gobernar y hacerlo bien. Tenemos un proyecto de país. Las intervenciones magistrales de Petro muestran un estadista, un hombre de mundo, que está conectado con los problemas esenciales de la época. Y que plantea soluciones de fondo, sistémicas y lo que pocos gobernantes han hecho en este país: gobernar pensando en el mediano y largo plazo y gobernar incluyendo a la gente. Acciones cuyos beneficiarios serán las generaciones que vienen, y gobernando con la participación de los ciudadanos, recuperando la legitimidad tan perdida de un Estado que ha gobernado a espaldas (e incluso en contra de las mayorías).

El proyecto de país está claro, el horizonte al cual caminar lo visualizamos, pero nada sirve que los operadores del mismo, los ministros y sus equipos, no lo materialicen. La invitación para el gabinete es a ser audaces para poder ser eficaces.

DAVID RACERO
Representante a la Cámara por Bogotá
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